Lenta pero ahí va, poco a poco. Esta desintoxicación es dolora pero pienso y siento que efectiva, pues cada vez que mi mente se deja llevar por un recuerdo o una sensación a tu lado mis ojos se cierran como si quisieran rescatar ese olor, ese tacto, pero la imagen de CONAN se hace presente y el dolor se hace tan fuerte que lo demás es tan pequeño al lado de ese hecho que todo se desvanece.
A veces cierro los ojos y creo escuchar el sonido de tu voz, creo notar tu mirada sobre mí, y hasta sentir/oír aquello que tanto me gustaba pero entonces también revivo el sentir tus manos, esas que tanto que me gustaba que cogieran las mías y no me soltaran, pero pronto recuerdo que fueron esas manos las que abandonaron a su suerte a un ser maravilloso al que todas las semanas voy a ver y su cuerpo y su mirada me lo recuerdan.
Lo que estoy aprendiendo es a aceptar que en esta historia fui por decirlo la perdedora, a pesar de darlo todo y más, y cada día a día -pese al dolor que aún me causa recordar la historia- agradezco haber perdido.
Rencor no me queda, perdón yo ya te perdoné hace mucho, ahora sólo queda curar mi herida, poquito a poquito, y sé que voy a desengancharme de esa droga que me consumía por dentro, lo sé pues estoy luchando día a día por y para ello. Nada más tengo el pequeño mono de esa droga vienen a mi mente palabras como CONAN, y recuerdo a personas que son muy importante para mí que están luchando por no perder un segundo de vida, miro al frente y me tropiezo con la mirada de todas aquellas personas que siempre han estado y están ahí, para lo bueno y para lo malo, y sé que esa maldita droga jamás estuvo, jamás, y que no la necesito.
Ahora que han pasado los meses he llegado a la conclusión, o al menos, yo siento verlo así, porque contigo -una persona tan inestable- me abrazaba y me sentía protegida, segura, ahora lo sé y lo voy a compartir con tod@s. Porque yo era la que estaba segura de mí misma, de lo que sentía, de lo que podía ofrecerte (todo, para que no buscaras nada fuera: sentimental y material) y de lo que yo valía, y sólo deseaba -con ansias- lo vieras tú, pues sabía (en el fondo de mi corazón) que ese era el momento justo para aprovechar y vivir todo lo deseado.
Estoy contenta, duele, pero eso en mí es sinónimo de curación. Tal vez tus ojos se paseen por este mi diario, diario de una GORDA, y lean estas frases. Sí, para tu desgracia, me estoy desenganchando de lo que era mi droga y cada día soy muy feliz e intento aprovechar cada segundo de vida al máximo con las personas que me quieren. Me estoy curando y me enorgullece gritarlo.
Cuando se erice tu piel al recordar lo importante de lo compartido, cuando recuerdes el sonido de mi voz besando tu moflete, cuando cierres los ojos y observes mi cabeza sobre tu pecho, cuando te retuerzas de dolor por extrañar aquello que te regale, cuando llores de impotencia... que lo harás, o habrás hecho, entonces únicamente entenderás por lo que pasé y ya estoy pasando pero menos.
Como dice una canción de Vanesa Martín, Sin saber por qué:
-Si yo pudiera mirarte a los ojos y encontrarte sin más... A veces me dejo llevar por lo que deseaba compartir contigo y dejo a un lado todo lo sucedido y deseo lo imposible.
-Parece que todos los ven y yo sigo ahí sin saber por qué, excusándote excusándome... Todos los veían menos yo que no quería verlo y luchaba por bajarte la luna sin saber que ni el esfuerzo que eso suponía lo valorabas.
Feliz, muy feliz, me siento por haber entregado lo que me salía del corazón y haber vivido aquello que deseaba con la persona que por aquel entonces AMABA.
Ahora sé y soy consciente de que ya estoy dejando mi mente y corazón en blanco y cicatrizando y mi sonrisa vuelve.
Buenas noches. Besos.